Monday, December 05, 2005

un ratito acá para extrañarte


Ottohugo no gustaba mucho de su nombre, ese ridículo pegote que forman ambas palabras, como si fuera un saludo extraterrestre, o una grosería, un remedo, pero esa no era su principal preocupación al darse cuenta que llevaba ya un buen tiempo dentro de aquel cuarto blanco de paredes lisas, si al menos pusiera recordar como llegó ahí.

Ottohugo, si al menos fuera uno u otro, eh Otto!, que pasa Hugo! Cuánto tiempo he estado aquí? , pensó, las rodillas empezaban a sentir ese calor que produce estar unos segundos mas del tiempo estrictamente calculado para estar en cuclillas, y sabe por experiencia que el cálido sentir solo dura unos momentos, segundos talvez, para entonces sentir las primeras oleadas de dolor, demasiado tarde para estirar una de sus piernas, cualquiera, apoyar la mano (esta vez eligió la izquierda)en el piso.

Ottohugo, bonita chingadera, era demasiado tarde ya para pensar en un apodo? Que pasó gordo! Pasa flaco estás en tu casa! Los apodos no siempre son descriptivos, algunas veces son totalmente contradictorios, podría ser cualquiera, no importaría. Contrario a lo que ottohugo pensaría, el piso lo recibió con una excelente temperatura, fría, exacta para regular la de su cuerpo, se estaba bien en ese lugar, habían pasado varios minutos ya de la ultima vez que se dio cuenta que seguía ahí. Al menos estaba seco y limpio, podría estar peor.

Era imposible que la saliva que salía ahora de su boca, totalmente dormida, fuera absorbida por aquel piso de mármol y ahora formaba una húmeda película en la mejilla de ottohugo, pasó en muy poco tiempo de la parte anterior de su muñeca que restregó contra su cara para terminar absorbida por el algodón de su camisa, al mismo tiempo que como torbellino llegaban los sonidos ambientales a sus oídos, había despertado, me dormí, dijo en un volumen audible exclusivamente por el.

Un amistoso Daniel, un impredecible Adrián, o la solemnidad de un Alonso podría soportarse, pero no había que hacer con aquel Ottohugo, no soportaba como se tropezaban las letras unas con otras al decir su nombre, como si todas quisieran llegar al mismo tiempo, qué hora era ya? Era esa luz artificial? o provenía de alguna ventana, no había variantes en su intensidad, podrían haber pasado minutos de lo que debería ser una tarde soleada, podría haber pasado la noche entera con aquella luz encendida.

La comodidad del piso hacia tiempo que había dejado de ser la panacea, milimétricas zonas de sus caderas sufrían prensadas entre hueso y mármol al haberse sentado de nuevo, ya no había postura idónea, exactamente el mismo movimiento que hizo para sentarse ahora lo hacia en inversa, las yemas de sus dedos soportaron por instantes el peso de su cuerpo compartiéndolo con su pies y pantorrillas, fue demasiado rápido el modo de levantarse y se sintió borracho, drogado, pero lo disfrutó, ahora de pie el panorama era diferente, no sabría decir si mejor, sentía que cada una de sus articulaciones podría ganar un poco de espacio en lugar de estar todas acurrucadas en si mismas, así que decidió estirarse, levantó los brazos tan alto como pudo y no contento se paró en las puntas de sus pies, sintiendo el chasquido de sus huesos unos con otros celebrando ese cambio de aires, echó la cabeza hacia atrás lo mas que pudo poniendo sus manos en su cintura lo que le ocasionó un suspiro, muy pujado para su gusto. A donde debería ir, que se supone que debería hacer ahora? En eso pensaba, cuando un largo y tenue sonido de piel moviéndose lentamente entre sabanas fue el preludio para el primer sonido articulado y con coherencia en mucho tiempo “amor apaga la luz y ven a dormir de una vez” aunque articulado y coherente no era mucho decir para una mujer que llevaba ya horas dormida en aquella cama. Ottohugo sonrió, al menos ahí, en ese momento su nombre era amor, se desnudó completamente, y entro en aquella cama para formar parte de la corta sinfonía de suspiros, pujidos y carraspeos que acompañan la búsqueda de la posición ideal para dormir al menos una horas mas, abrazado a aquella mujer de piel suave y delicioso aliento.

Un minuto después de seguir fingiendo estar dormido, abrió los ojos, respiró el perfume de su compañera, y se sintió sencillamente feliz de estar ahí, sonrió cerró los ojos y soñó que entraba a una florería, donde vendian dulces de mil colores, no lo entendió y no hizo nada por lograrlo de todas maneras lo olvidaría al despertar.

Nov 05

1 Comments:

Blogger eionflox said...

Whatever!!!
Pura fantasía maestro y de la chida...
Me tomé un buen trago de agua fresca al leerlo...
Si tienes algun otro día para compartir, bueno, OttoHugo-Amor o whatever, pues a mí me gustaría beberlo, como un vaso de agua...
Festín indispensable...
Siga creando fantasía chida, porque así la vida es más chida, al menos a mí me apoya en todo momento, cuando estoy triste fantasía, cuando estoy alegre fantasía, cuando aburrida fantasía, encabronada fantasía deprimida fantasía dormida fantasía despierta fantasía cansada fantasía...
Pura fantasía chida...
Cuídate...
Naima.

3:32 PM  

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